La columna seca es un sistema de seguridad para su uso en el abastecimiento de agua a presión para la extinción de incendios en edificios de gran altura. De forma simple se puede decir que consiste en una tubería sin circulación habitual de agua (de ahí el nombre de seca) con un sistema o punto de acometida de agua desde el nivel de la calle (desde el que se bombeará agua) y con accesos en los distintos pisos del edificio, que se utilizarán para suministrar agua a presión en esos niveles durante una intervención de los bomberos.
Es un sistema de uso exclusivo para los equipos de extinción de incendios, bomberos, que pueden no tener que utilizarse nunca pero que, por seguridad, requieren de un mantenimiento para que, en caso de incendio, realicen correctamente su función de suministro de agua a presión en puntos altos del edificio o sin acceso desde el exterior.
En la normativa del Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI) se indica todo lo referente a dónde deben instalarse, características, dimensiones y espacios, y cómo debe ser el mantenimiento de estas columnas secas. La reglamentación completa se puede consultar en el Real Decreto 513/2017, de 22 de mayo.
¿Dónde debe instalarse una columna seca según la normativa?
• Es obligatorio su colocación en edificios de toda índole (residenciales, administrativos, públicos, comercial…) con una altura de evacuación de más de 24 m. En el caso de hospitales, la obligación será cuando la altura de evacuación sea mayor de 15 m.
• En edificios o establecimientos industriales con un riesgo de incendio (riesgo intrínseco) medio o alto y una altura de evacuación mayor a 15 m.
• Garajes o zonas de aparcamiento con más de tres plantas bajo rasante o más de cuatro sobre rasante.
Mantenimiento de la columna seca
Tanto los puntos de toma de alimentación de agua de las fachadas (situados a nivel de suelo) como los puntos o bocas de suministro o salida a los distintos niveles del edificio deben ser periódicamente revisados.
Se realizan labores de mantenimiento cada seis meses en las que se deben comprobar: los tipos de conexiones (llaves, tapas, válvulas) comprobando tanto su estado como su maniobrabilidad; la localización y accesibilidad tanto desde la calle como en los pisos; la señalización de los puntos de acceso. Cada cinco años se debe realizar una prueba de estanqueidad de la instalación.
También es obligatorio una revisión cuando se ha hecho uso de la instalación tras un incendio.