La seguridad de nuestros hogares y empresas está cada vez más protegida por sistemas como los de vigilancia mediante sistemas de circuito cerrado de televisión. Un CCTV es un Circuito Cerrado de Televisión que permite tener controlada una zona concreta, con un acceso a las imágenes a través de monitores. Las nuevas tecnologías han desarrollado numerosas nuevas opciones para este sector que ofrece cada vez una propuesta más amplia y diversa, personalizada para cada requerimiento del cliente. Existen CCTV analógicas, digitales, con o sin cables… pero todos ellos constan de un sistema de cámaras, lentes, cables y monitores de visualización que servirá para tener bajo control visual tu hogar, oficina, tienda o incluso tu nave industrial.
Cuando una cámara de CCTV recoge una imagen, ésta la envía a los monitores mediante cable o señal inalámbrica, para que puedan ser vistos en tiempo real o almacenados en equipos preparados para ello. Hay equipos que se activan al percibir movimiento en la zona vigilada, llegando incluso a avisar al propietario mediante alertas prefijadas en su móvil sobre este hecho. Internet nos permite acceder a estos circuitos de forma remota, controlando espacios y ubicaciones múltiples en un mismo dispositivo. Incluso podremos dividir la pantalla para comprobar distintas vigilancias de manera simultánea. La comodidad e inmediatez son un gran recurso.
Los objetivos principales de estos CCTV son el control de clientes y empleados, permitiendo una gestión de perdidas por robo con una vigilancia que presenta costes reducidos, es preventiva, disuasoria, y se puede usar ante un tribunal como evidencia de delitos en juicios, o acciones legales o despidos justificados de empleados que cometen irregularidades. Muchas empresas los utilizan no solo como prevención del robo sino también como método para detectar fallos en la producción de empresas o en las atribuciones y desempeño de los trabajadores de cara a introducir mejoras que eviten costes innecesarios y optimicen la rentabilidad del negocio.